
El comienzo
Hoy me he levantado y no tengo ganas de saltar, vivo en un pueblo y me voy a trabajar.
Como decía hoy me he levantado y no tenía ganas de saltar, de hecho, al intentarlo he visto que, por alguna razón, he empezado a pesar más de lo habitual y el salto quedó en un escaso movimiento renqueante hasta el baño.
-¡¡Vaya que he podido hacer mal!!- pensé, ante el espejo que, evidentemente, me enseñaba la respuesta a modo de meseta abdominal. No me quedaba más tiempo para pensar, tenia que ir a
a trabajar.
En fin, ducha, desayuno, ropa, llaves, coche, y una hora después, más o menos, ya estaba en el trabajo, nada, un día normal, pero en el momento de la comida, con un bajón de energía que yo tenía, una compañera me ha comentado que ella esta mucho más activa y alegre desde que va a un Box, mi mirada debía ser bastante similar a la de una ameba, no tenia ni idea
de lo que me decía.
-A tomar por saco, que narices es un Box, ¿una caja?, jajajaja.- Me reí para mis adentros.
Así que, la compañera me explica que es un Box, pero tras una explicación muy entusiasta, lo único que entendí es que era un gimnasio, y de tal forma lo comenté, los ojos de la compañera se me clavaron y con una expresión condescendiente me dijo que lo mejor es que fuera a ver que era. La verdad es que me dejo algo intrigado, porque no entendía que hay de
maravilloso en un gimnasio, algo de deporte siempre he realizado, lo habitual bici, correr (bueno runing, jejeje), fútbol con los colegas, en incluso natación en verano, además en mi pueblo hay gimnasio municipal, lo he usado y uso de vez en cuando, pero no es más que eso un gimnasio.
Llego la hora de salir del trabajo y mi cansado cuerpo solo pedía llegar a casa y tumbarme
en el sofá.
-Joder cuando había perdido las ganas de hacer cosas-, ese pensamiento fugaz se desvaneció cuando subí al coche raudo como un caracol atortugado, no tenia fuerzas de ir más rápido. Jajajaja.
Mientras arrancaba el coche vi como la compañera de la caja, digo del BOX, salía con ganas y energía, casi corriendo, hacia el metro con una mochila o bolsa de deporte más feliz que un regaliz.
Bueno yo a casa -¡¡Que cansado estoy!!-.
